
Hasta aquí el periplo argentino. Perdonen esta noche mi dejadez, mi desidia, pero este espacio compartido no se merece la soledad de la palabras en escarcha, de la incapacidad intelectual que contrae el corazón vacío. Mañana será otro día. Me espera el sur del mundo, me espera el amanecer de las ideas. Gracias mil y más.
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