
Complétalas tú y planifica sin pretenderlo lo que dará de mí la próxima jornada.
Lo que tú no hárás por mí, lo que me corresponde a mí soñar por ti para luego compartir. Lo que ambos vamos a sentir al derramarlo en níveo papel arrugado de curiosidad, como el hueco ceño que se frunce buscando la inspiración y no llega.
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